MI PRIMERA EXPERIENCIA EN EL BUCEO

29/04/2020
Carla Vila

No es nada fácil explicar tus sensaciones en tu primer buceo, un bautizo de mar. Sebas me pidió que lo hiciera, que intentara explicar a todo el mundo como esta actividad me ha enganchado, como ha cambiado mi vida.

Mi nombre es Carla, y soy una chica de 31 años, podría decir que poco aventurera, más bien de hábitos tranquilos, pero que un día soleado de junio todo esto cambió gracias a un buceo en Tossa de Mar. 

Empecemos por el principio. Hasta el 12 de junio del año 2019 a las 11 de la mañana y algunos minutos más, mi hobby era pasar horas jugando con mi mente en mi cama, estructurando mi futura vida, planificando mis siguientes pasos, sin grandes pretensiones, y sin darme cuenta, pensando en color gris, el color de mi ciudad, una población del Baix Llobregat, en Cataluña.

Engañada aparecí el 12 de junio en un centro de buceo en la Costa Brava. Aún no sabía que ese lugar y sus fantásticas criaturas acuáticas con forma humana que lo habitaban influenciarían tanto en mi vida. Nunca me había planteado bucear en Tossa de Mar ni en otro lugar, realmente ni lo había pensado, ni me había interesado mínimamente. Mi vida en mi ciudad era gris, pero me sentía bien, o eso pensaba. Aparecí en el centro de buceo l’Àmfora gracias a un regalo de mi pareja, una sorpresa, más destinada a él que a mi. Me utilizó para no realizar la actividad solo.

Me senté en una silla de la terraza del centro de buceo, aterrada, sin entender muy bien qué era ese lugar, qué íbamos a hacer, pero recuerdo agarrar la mano de mi pareja fuerte, muy fuerte. No sabía en eso momento, pasados unos minutos de las 11 de la mañana, de ese día radiante, que esos nervios y terror a lo que iba a suceder, pasaría a ser una de las mayores ganas de mi vida en realizar una actividad. Un monitor muy alto con una sonrisa en la cara que me transmitía tranquilidad, se nos presentó. Era Sebas. Nos hizo varias preguntas, y entendió enseguida la situación. A partir de ahí, creo que no me he reído tanto aprendiendo tanto. En unos 40 minutos, que no quería que acabaran, tenía todos mis miedos intercambiados por una curiosidad como nunca había tenido. Algo había sucedido, algo me había despertado.

Volví a ser consciente de lo que estaba haciendo cuando el agua del mar me llegaba a la cintura. En mi vida he estado más nerviosa-tranquila. Se que cuesta entender que estos dos adjetivos tan distantes estén unidos, pero así me sentía. Sabía que estaba nerviosa, pero sabía que esto me encantaría, que todo lo que había escuchado iba conmigo, que era mi día, que ya no me gustaba el color gris, que mi nuevo color era el color azul, el color del buceo en la Costa Brava.  

Lo siguiente que pasó creo que me lo voy a quedar para mi, no me gustaría destruir ese momento para nadie, ni dar detalles de todo lo que sucede, pero Sebas me animó a que explicara mi primer buceo en la Costa Brava a todos vosotros, el primero de miles que voy a realizar. Sí os puedo contar que el día 12 de junio mi vida cambió para siempre, pasé a ser una criatura marina humana, como Sebas y sus instructores. Bajo el agua la visibilidad era espectacular y la luz increíble, y seguro que esto me sorprendió muchísimo, no me lo imaginaba así.  Me sentí segura bajo el agua como nunca lo había sentido fuera de ella, y eso engancha. Si os puedo contar, sin ninguna vergüenza, que jugué a mirar los peces e imaginarme que me hablaban, que me preguntaban cosas, y yo les contestaba, ¡yo también hablaba pez y ni lo sabía! Continúo soñando en mi cama cada día, pero ahora sueño en mi futuro unido al buceo, no se si como hobby o como mi nuevo trabajo. Sé que es un sueño, pero ya he finalizado mi curso Open Water Diver y 12 buceos posteriores, y tengo claro que bucearé y bucearé para que este sueño nunca finalice, ¡me apasiona el buceo! 

Me hicieron muchas fotos submarinas y una de ellas es la que he visto que usan para promocionar el buceo en su página web, ¡chulísima! 

Disfrutar del primer minuto de esta actividad, del ambiente, de la ingravidez, de sus habitantes, del tacto de la gruesa arena blanca del fondo, del movimiento lento, de esas miradas que hablan, del tiempo que vuela o de la respiración. Pero elegir bien el lugar para que esto suceda, eso es realmente uno de las decisiones más importantes. 

Recuerdo el abrazo que le di a Sebas sólo salir del agua, y los mil besos a mi pareja, que sin querer me había hecho uno de los regalos de mi vida. Fui una afortunada de bucear en este lugar y con esta gente.

Hoy estoy encantada si estas palabras ayudan a alguien a animarse a realizar un buceo en Tossa de Mar, sea un bautizo de mar o un curso Open Water Diver de la mano de l’Àmfora, la casa de las  criaturas marinas humanas que han conseguido que yo y miles de personas se hayan enamorado del buceo, en igual medida que ellos ¡realizando el mejor trabajo del mundo!