El buceo con escafandra antigua

12/04/2020
Sebas Solans

Bucear con una escafandra completa antigua que pesaba más de 90 kilos debería ser una hazaña.

Un casco de buzo antiguo, siempre he querido uno. Lo expondría apoyado a una base de madera noble, en el mostrador de la recepción de l’Àmfora, en un lugar destacado y donde todo cliente la pudiera observarla, y claro, tocarla. Representa los principios del buceo, que sentaron las bases del buceo moderno. Es nuestra historia.

Hoy voy a hablar precisamente de este material de buceo, la escafandra de buzo con casco rígido, inventada en 1818 por el inglés Augustus Siebe, aunque la escafandra no reviste caracteres de práctica utilización hasta 1862, en que el francés Cabriol da a conocer su primer modelo.

Un casco de buceo pesaba unos 35 kilos y el equipo completo para poder trabajar bajo el agua unos 95 kilos…  Enfundarse una escafandra de buceo completa y sumergirse debía ser tarea de héroes. 

En el documental de Cousteau, el “Mundo del Silencio”, que ya hablamos en otro post, hay un secuencia en la que podremos apreciar como se “buceaba” o más bien se desplazaba con ella, y la posición que debían tener los buceadores para poder avanzar (ángulo de 45 grados) y como se necesitaba la ayuda de varios marineros para subir al barco o quitarse el casco. 

Su funcionamiento: 

Una escafandra completa está compuesta esencialmente por un casco, un traje de goma y unas botas lastradas con plomo para caminar por el fondo del mar. El casco conectado a la superficie mediante una manguera (Narguile) por el que se suministra el aire comprimido que el buzo respira durante su inmersión. Para no pasar frío en sus largas estancias bajo el agua, los buceadores utilizan un traje de lona recubierta de caucho que se une herméticamente a la parte baja del casco y que mantiene seco el cuerpo del buzo. 

Hay diferentes tipos de cascos y trajes de buceo en función del trabajo que debía realizar o las condiciones en que había que sumergirse.

El casco lleva dos conexiones, cuyo destino era el de recibir el aire que desde el exterior se hacía llegar al buceador por medio de bombas de compresión y expulsar al exterior el aire viciado, así como regular en el interior del casco la presión del aire cuando ésta podía ser excesiva. Los buceadores tenían que accionar con un golpe de cabeza la válvula del interior del casco cuando era excesiva la presión para no ascender a superficie. Esta válvula estaba muy fría y costaba accionarla, por ello llevaban en la cabeza un gorro de lana como protección. En el documental “El mundo del silencio” se puede observar el gorro del buceador con escafandra antigua al quitarle el casco en la cubierta del barco.  

Algunas teorías hablan que Jacques-Ives Cousteau eligió un gorro como parte de su particular merchandaising por respeto a los buzos de escafandra antigua. El color rojo es simplemente elegido para no ser confundidos con los gorros de la marina, que eran azules.

Al terminar su trabajo, como recoger esponjas del fondo marino, salir a la superficie era muy fácil, pues con sólo dejar aumentar la presión, sin regular la válvula de expulsión, el aire pasaría a inflar el traje, sirviéndole de boya ascendente, aunque sin opción a controlar la velocidad de ascenso, y provocando el conocido “boyazo” en el buceo actual. 

El buceador de escafandra debía tener una perfecta instrucción. Por ejemplo, cuando la profundidad iba aumentando también los hacía la presión, y tenía que ir aumentando la del aire en el interior de la escafandra o manejar entonces la válvula de expulsión para de este modo regular la aireación en las condiciones de pureza y presión escogidas para evitar todo riesgo de su vida.

Así es un buceo con escafandra antigua:

Los buzos clásicos estaban a la merced de múltiples riesgos: como por ejemplo la rotura o bloqueo de la válvula de expulsión en un ascenso, que producía que el traje se hinchara sin parar, bloqueando las extremidades y imposibilitando la exhalación del aire de sus pulmones y haciendo que estallaran. Aparte existían también accidentes de descompresión, rotura del umbilical, rotura de un cristal del casco, inundación del traje, una brusca pérdida de presión en el interior del traje que podía provocar un accidente que preferimos no dar detalles (efecto ventosa lo nombraban),  … una profesión muy dura y plagada de riesgos, nada que ver con el buceo recreativo actual, donde los accidentes son mínimos, gracias a los conocimientos actuales y fiabilidad del material de buceo.